La ACAM demanda un canon sobre los teléfonos móviles y los reproductores MP3
http://www.abadiadigital.com/noticia2136.html
La Asociación de Compositores y Autores de Música (ACAM), fiel a su cita anual con las personas de bien, ha decidido felicitarnos las Navidades de la mejor manera que sabe hacerlo, esto es, emitiendo un comunicado en el que demanda la aplicación de un nuevo canon sobre los teléfonos móviles y los reproductores MP3.
Teo Cardalda, presidente de esta magna entidad y -añado- uno de los tíos que más ha hecho por la Humanidad toda, ha declarado que la extensión de este gravamen a nuevos dipositivos electrónicos "es el primer paso para recuperar la normalidad del mercado, tal y como ocurrió cuando apareció la cassette y, más tarde, el CD". Y se ha quedado tan a gusto, claro que sí.
Debo confesaros que el canon en sí, entendido como una contraprestación por la existencia del derecho de copia privada, no me parece un problema. Lo que sí es un problema es la cuantía del mismo, que en el caso de los CDs y DVDs es mayor que el propio precio de estos productos, de tal manera que comprar una tarrina de CDs en Internet cuesta menos de la mitad que en un centro comercial como El Corte Inglés. Lo que sí es un problema es el desprecio que demuestran las discográficas con aquellas personas que se bajan música de la Red, a quienes acusan de piratas y de ladrones por el simple hecho de ejercer un derecho que justifica, no lo olvidemos, la existencia del canon.
Nos encontramos ante una industria que no está sabiendo adaptarse a los cambios que ha traído Internet y que trata de conservar e incluso extender sus privilegios con la ayuda inestimable de los gobiernos de turno. Y es que, pensarán ellos, para qué trabajar si se puede vivir a cuerpo de rey a costa de los demás.
La Asociación de Compositores y Autores de Música (ACAM), fiel a su cita anual con las personas de bien, ha decidido felicitarnos las Navidades de la mejor manera que sabe hacerlo, esto es, emitiendo un comunicado en el que demanda la aplicación de un nuevo canon sobre los teléfonos móviles y los reproductores MP3.
Teo Cardalda, presidente de esta magna entidad y -añado- uno de los tíos que más ha hecho por la Humanidad toda, ha declarado que la extensión de este gravamen a nuevos dipositivos electrónicos "es el primer paso para recuperar la normalidad del mercado, tal y como ocurrió cuando apareció la cassette y, más tarde, el CD". Y se ha quedado tan a gusto, claro que sí.
Debo confesaros que el canon en sí, entendido como una contraprestación por la existencia del derecho de copia privada, no me parece un problema. Lo que sí es un problema es la cuantía del mismo, que en el caso de los CDs y DVDs es mayor que el propio precio de estos productos, de tal manera que comprar una tarrina de CDs en Internet cuesta menos de la mitad que en un centro comercial como El Corte Inglés. Lo que sí es un problema es el desprecio que demuestran las discográficas con aquellas personas que se bajan música de la Red, a quienes acusan de piratas y de ladrones por el simple hecho de ejercer un derecho que justifica, no lo olvidemos, la existencia del canon.
Nos encontramos ante una industria que no está sabiendo adaptarse a los cambios que ha traído Internet y que trata de conservar e incluso extender sus privilegios con la ayuda inestimable de los gobiernos de turno. Y es que, pensarán ellos, para qué trabajar si se puede vivir a cuerpo de rey a costa de los demás.
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